Comentario
El origen de los primeros poblados agrícolas en esta región formada por los altos valles del Tauros occidental se relaciona a su vez con una posible colonización desde la zona de la Dejireh siria, aunque existen indicios de que la misma no se produce sobre un territorio vacío, sino sobre una población cuya tradición cultural estaría relacionada con las manifestaciones mesolíticas del Zagros (zarziense). Los yacimientos de Cayonu, Caber Huyuk y Boy Tepe han permitido definir y conocer la facies PPNB del Tauros en la región del sureste de Anatolia. En las regiones de Anatolia central sólo se conoce el yacimiento de Asikli, en curso de estudio y, por tanto, de difícil evaluación.
Se trata de poblados de casas rectangulares con muros de adobe sobre fundaciones de piedra. Esta arquitectura anatólica se caracteriza, además, por la necesidad de aislar el suelo del hábitat con zócalos de piedras que cubren la superficie de la habitación, la sobreelevación de una parte del nivel de habitación por medio de una red de muros paralelos sin dar lugar a la utilización del espacio inferior (Grill Plan) o, finalmente, la presencia de un aglomerado de pequeñas células, probablemente destinadas al almacenamiento, recubiertas por el verdadero suelo de la habitación (Cell Plan). La documentación nos muestra un incremento notable de la extensión de la superficie de hábitat y el inicio de una ordenación de las diferentes unidades de habitación que permite, por primera vez, hablar de un cierto urbanismo o de una distribución compleja. La distinción clásica entre poblados de tipo aglutinante y de tipo aislado se sigue confirmando en las recientes investigaciones.
El yacimiento de Cayonu ha permitido, en los últimos años, relanzar el debate en torno a la ordenación de las viviendas y la posibilidad de observar una ordenación preestablecida de las viviendas en los poblados del VII milenio a.C., así como la existencia de un tratamiento diferenciado en algunas construcciones, ya sea a nivel de tecnología, de dimensiones o de funcionalidad, con respecto a lo que pueden considerarse hábitats normales. En efecto, en este yacimiento se ha comprobado la existencia de un vasto espacio central, exento de construcciones, con un monolito dispuesto verticalmente, al que se le ha atribuido una función de plaza. En torno a este espacio vacío se reparten, en forma de corona, las construcciones, algunas de las cuales sobresalen debido a un tratamiento tecnológico más elaborado (Terrazzo Building) o bien una funcionalidad diferenciada (Skull Building), edificio que presenta una gran cantidad de restos humanos dispuestos en sepulturas secundarias. La hipótesis avanzada a partir de este registro es la existencia de una clara ordenación del espacio interno del poblado y una jerarquización del mismo.
A nivel económico, la agricultura se encuentra plenamente documentada. Ésta sería principalmente cerealística, cultivándose las variedades de trigo salvaje o doméstico (Triticum dicoccoides, Triticum dicoccum o Triticum boeticum), de cebada (Hordeum spontaneum) y leguminosas: guisantes y garbanzos. No aparecen signos de ganadería sino que se realiza una caza poco selectiva, donde la cabra salvaje, el jabalí, el uro y los lagomorfos constituyen las principales especies.
La industria lítica viene representada, esencialmente, por la transposición en el material propio de Anatolia, la obsidiana, de los tipos de útiles y armas realizadas en sílex en las demás regiones del sur. La arcilla cocida se utiliza exclusivamente para la fabricación de figurillas animales o humanas. Una vajilla de piedra (mármol y alabastro principalmente) y brazaletes del mismo material constituyen uno de los elementos de cultura material más característicos e indican una importante relación con las regiones del Zagros. Hay que destacar, asimismo, el hallazgo en Cayonu de objetos de cobre martilleado, que constituyen la utilización más antigua conocida de este material, sin fusión todavía, lo cual impide aún hablar de metalurgia.